Nuestros valores

Nuestros valores

Centralidad de la persona

Centralidad de la persona

Toda actividad universitaria nace y termina en una persona.

Poner a la persona al centro implica reconocer su dignidad y singularidad; es tener en todo momento presente que lo que hagamos o dejemos de hacer repercute en personas a quienes nos debemos porque son la razón de ser de nuestro trabajo cotidiano.

En ese sentido, el trato personal es una característica específica y reconocida de la Universidad Finis Terrae; allí tenemos una gran riqueza que es custodiada y cultivada para que se extienda a través de cada miembro de nuestra comunidad hacia la sociedad.

Es una manera muy concreta de influir en la sociedad y que va más allá del profesionalismo: vemos a la persona no como una realidad cerrada en sí misma, sino abierta a la relación con los demás.
Por ello, poner a la persona al centro, lejos de propiciar un individualismo egoísta, nos abre al bien común en cuanto no existe desarrollo personal pleno sin la aceptación del otro.

“Es preciso aspirar a una cultura que asegure la centralidad de la persona, sus derechos inalienables y el carácter sagrado de la vida”[3]. Por ello, nuestra Universidad asume un irrestricto compromiso con la defensa de la vida y la persona inocente, desde su concepción hasta su muerte natural, rechazando cualquier forma de atentado directo y deliberado en su contra[4].

[3] Juan Pablo II; Mensaje al Rector Magnífico de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, Roma 2000
[4] Instrucción Donum Vitae, 5; Carta Encíclica Evangelium Vitae, 53; Carta Encíclica Evangelium Vitae, 57; Catecismo de la Iglesia Católica Nº 2270.

Sentido de trascendencia

Sentido de trascendencia

Es uno de los motores más fuertes que mueven al hombre a realizar grandes obras. Independientemente de si cree o no en un ser superior, la persona, en su interior, lleva un ansia de trascendencia, de ir más allá de los límites del espacio y del tiempo y, consecuentemente, de dejar huella.

Quienes creen en Dios saben que las acciones no sólo tienen un efecto inmediato, de corto plazo, sino que, como el eco de un sonido, permanecen reverberando en la eternidad. Ambos efectos, el temporal y el eterno, dejan huella para bien o para mal, primero en la persona y luego en quienes le rodean, en la sociedad actual y futura.

Toda persona está llamada a trascender porque esos dones que Dios ha puesto en su vida son las herramientas con las cuales puede construir una vida plena para todos.

Pasión por la verdad

Pasión por la verdad

Es la característica clave de la vida intelectual, porque en el interés (o el amor) por la verdad y en el consecuente rechazo al error, encuentra su auténtico sentido la libertad académica y se aprende a “razonar con rigor, para obrar con rectitud y para servir mejor a la sociedad”[5].

Sólo desde la verdad se puede entablar un auténtico diálogo con los demás. El buscar la verdad no limita ni encasilla, sino que abre los reales horizontes de la persona humana y la hace verdaderamente libre. Porque la pasión por la verdad no es sólo una tarea universitaria, sino un anhelo natural del ser humano que ilumina la vida del todo hombre.

“En este sentido, fe y razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerle a Él para que, conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre sí mismo”[6].

[5] Juan Pablo II, Ex Corde Ecclesiae, 2
[6] Juan Pablo II, Fides et ratio, 3

Búsqueda del bien común

Búsqueda del bien común

Entendemos bien común como “el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección”[7]. De ahí el esfuerzo por formar estudiantes comprometidos, responsables de su rol en la sociedad y despiertos a la participación activa en los asuntos públicos. Para ser auténtico agente de cambio es necesario primero que se verifique una transformación personal, para solo entonces y así incidir en la transformación de la sociedad.

[7] Conc. Vaticano II, Gaudium et spes, 26

Admisión por la belleza

Admisión por la belleza

Platón describe la belleza como el resplandor de la verdad, poniendo de relieve una indisoluble relación mutua entre verdad y belleza. Esto implica que, además de ser la belleza una “puerta” que permite entrar en el ámbito de la verdad, ella misma encuentra en la verdad su consistencia.

“Una belleza que fuese extraña o separada de la búsqueda humana de la verdad y de la bondad se transformaría, como por desgracia sucede, en mero esteticismo y, sobre todo para los más jóvenes, en un itinerario que desemboca en lo efímero, en la apariencia banal y superficial, o incluso en una fuga hacia paraísos artificiales, que enmascaran y esconden el vacío y la inconsistencia interior”[8].

La belleza se constituye así en un camino que orienta a la persona a la verdad, al bien y a la trascendencia. En palabras del filósofo, “la potencia del Bien se ha refugiado en la naturaleza de lo Bello”[9].

[8] Benedicto XVI, Mensaje al Presidente del Pontificio Consejo de la Cultura con ocasión de la XIII Sesión pública de las Academias Pontificias, Roma 2008
[9] Platón, Filebo, 65A

Apertura al diálogo

Apertura al diálogo

Todo miembro de la comunidad Finis Terrae debe caracterizarse por su actitud de apertura a las diversas ideas y a quienes las sostienen, buscando escuchar y comprender auténticamente, sin por ello renunciar a las convicciones que brotan del correcto ejercicio de la razón.

La Universidad es una comunidad y esta no es comprensible sin diálogo ni la correcta tolerancia al otro. El genuino debate intelectual es la base de la dinámica de una comunidad universitaria, dinámica que hunde sus raíces en la común inquietud por encontrar la verdad, vivir el bien y disfrutar de la belleza.

Nuestro lema: Vencer el mal con el bien

Nuestro lema: Vencer el mal con el bien

Vince in bono malum –Vencer al mal con el bien– es una expresión tomada de la Carta de San Pablo a los Romanos que sintetiza la filosofía de la Universidad Finis Terrae. Expresa una actitud positiva y constructiva ante los problemas y desafíos de la realidad circundante, en el convencimiento de que el bien y la verdad son más poderosos que el mal y el error, porque en definitiva el amor de Dios es más fuerte que el odio.

Es un programa de acción positiva que invita a vencer el mal de la ignorancia con el bien de la ciencia; el mal de la improvisación con el bien del profesionalismo apoyado en la moderna técnica; el mal del materialismo práctico con el bien del humanismo que reconoce la naturaleza espiritual de la persona humana; el mal de los antagonismos sociales con el bien de la concordia y la armonía; el mal de la injusticia con el bien de la caridad; el mal del desenfreno egoísta con el bien de la apertura y la confianza en Dios. En síntesis, un lema que refleja la aspiración y certeza en la transformación cristiana de la sociedad.

Ideario

La Universidad Finis Terrae expresa la misión, los principios, propósitos y valores que inspiran su quehacer y el de su comunidad universitaria. En este sentido entrega una orientación para todos quienes trabajan y se relacionan con nuestra comunidad universitaria.